El caso Dillon expone a NASCAR

Samuel Mateo Giménez

    El domingo (lunes de madurgada en España) se celebró la 23º prueba de la temporada regular de la NASCAR Cup Series en el circuito de Richmond. Con cuatro carreras para acaabr la temporada regular, muchos pilotos están en una situación límite en la que, o bien ganan, o se quedan sin disputar los playoffs.

    Es algo que le ocurría a Austin Dillon, que marchaba 32º en la clasificación general y corría serio peligro de quedarse sin participar en la post-temporada por segundo año consecutivo, tras haber estado presente en cinco de las siete ediciones entre 2016 y 2022. 

Austin Dillon ha estado en el ojo del huracán
Foto de Getty Images

    En ese contexto, por primera vez  en lo que va de año, Austin Dillon estaba en disposición de ganar una carrera. Sin emabrgo, Stenhouse se estrelló a falta de un par de vueltas para terminar y la carrera se fue a la Overtime. En ese relanzaminto, Dillon fue adelantado por Logano y, en la última curva, Dillon no frenó, le golpeó por detrás para que trompease y pudiera adelantarle y le ganó la posición.

    Tras ese toque, Hamlin iba a adelantar a Dillon, que había perdido velocidad por el contacto con Logano, y fue en ese momento cuando el spotter de Dillon le dio la orden de girar bruscamente hacia el interior, golpear a Hamlin y estrellarle también.

    Así lo hizo Dillon, que golpeó a un Hamlin que salió despedido contra el muro exterior, contra el que impactó décimas de segundo antes de que la carrera se parase con bandera amarilla y Dillon cruzara la meta como el ganador.

    Dillon había conseguido su objetivo: había ganado la carrera y estaba en los playoffs, aunque para eso había tenido que hacer trompear a Logano y estrellar a Hamlin. Como es obvio, Logano y Hamlin se mostraron furiosos (en especial Logano) tras el incidente, y NASCAR afirmó que evaluarían posibles sanciones para Dillon.

    En efecto, en el día de ayer, NASCAR anunció que Dillon conservaba la victoria en su palmarés, pero le retiraba la elegibilidad para los playoffs por medio de ese triunfo. Además, le descontaba 25 puntos en la clasificación y su spotter era sancionado con tres carreras de suspensión.

    Cabe destacar que la maniobra de Dillon fue antideportiva y que en una categoría seria debería ser sancionado. De acuerdo con la idiosincraria de NASCAR, lo de Logano podría ser excusable, pues nunca se ha sancionado, pero lo de Hamlin sí que es cruzar una línea, pues puso en riesto la integridad de su compañero al estrellarle contra el muro.

    Ahora bien, ¿merece Austin Dillon ser lapidado mediáticamente a estos niveles como lo lleva siendo desde el pasado domingo? ¿Merece Austin Dillon que compañeros de profesión le denigren como lo hizo Joey Logano en la entrevista post-carrera? ¿Mercece que le quiten la elegibilidad de esta victoria para disputar los playoffs? De acuerdo a los precedentes, todo es muy discutible. 

    Austin Dillon no hizo nada que no hubiera hecho la mayoría de pilotos en una situación como la suya, donde lleva dos años rindiendo a un nivel indigno del coche que pilota y necesita desesperadamente maquillar la temporada con una victoria.

    Es más, hemos visto a numerosos pilotos hacer cosas así en situaciones límite. Por ejemplo, Harvick hizo trompear a Busch en la carrera otoñal de Martinsville para tratar de adelantarle y ganar el punto que le hacía falta para clasificar a la final de Phoenix. Cinco años antes, en Talladega, frenó en seco en un relanzamiento para que la mitad de la parrilla se estrellase y no cayera eliminado en la Ronda de 12.

    Ese mismo año, Joey Logano hizo trompear a Matt Kenseth de la misma forma en la que Dillon lo hizo con él el domingo para conseguir ganar la carrera otoñal de Kansas. Un año antes, en 2014, Ryan Newman forzó a irse contra el muro a Kyle Larson para ganarle la posición y clasificar a la final de Miami por un sólo punto.

    Por tanto, Dillon no hizo nada distinto a lo que han hecho muchos otros pilotos en el pasado y, a difeencia de ellos, ha sufrido una mayor campaña de acoso de la que vivieron los otros pilotos en alguna de esas situaciones, en especial por compañeros de profesión.

    El mayor estandarte de esa campaña ha sido Joey Logano, que no contento con amenazar con arrollar a los miembros del equipo del coche #3 y familaires de Austin Dillon tras la vuelta de enfriamiento, usó lenguaje soez y despectivo hacia Dillon en la entrevista post-carrera, en un claro ejercicio de hipocresía.

    Como decíamos antes, no hay que olivdar que el Logano que ahora se quejaba es el mismo Logano que, en 2015, golpeó a Matt Kenseth a drede en Kansas para que perdiera el control y así él tenía vía libre para ganar la carrea, como así sucedió. Pero más recientemente, en 2022, Logano golpeó a William Byron por detrás en la tercera curva de Darlington, eso causó que Byron se estrellara contra el muro y él tuviera vía libre para ganar la carrera primaveral en The Lady in Black ese año.
 
    Pero, si hay alguien que sale salpicada de todo este entuerto, esa es sin duda NASCAR, que vueve a quedar retratada en lo que a oficiar carreras se refiere.

    En primer lugar, NASCAR es la que, hace ya una década, implementó un sistema en el que se anima al piloto a ganar carrera a toda costa, pues una sóla victoria te hace estar en los playoffs o, estando ya en ellos, pasar de ronda, aunque en las otras ese mismo piloto haya tenido un rendimiento paupérrimo. Cuando fundamentas tu deporte en la postura extremista de ganar sin importar el cómo, los pilotos, que en algunos casos ya de por sí necesitan poco para calentarse y llevar a cabo acciones antideportivas, son más descuidados. Digamos que NASCAR, con este sistema, lo único que hizo fue añadir combustible al incendio.

    Pero, más allá de eso, centrémonos en la propia sanción en sí. A Austin Dillon se le ha retirado la elegibilidad de esta victoria para clasificar a los playoffs porque, según NASCAR, estrellar a alguien para ganar a toda costa es cruzar una línea roja. 

    Si eso es así, ¿por qué en 2022 no se le retiró la elegibilidad de la victoria en Darlington a Logano? ¿Por qué esa acción quedó impune, del mismo modo que quedaron impunes la del propio Logano en Kansas en 2015, la Newman en Phoenix en 2014, la de Harvick Talladega en 2015 o la del propio Harvick en Martinsville en 2020?

    Una posisble razón es que en esta ocasión, el motivo de la sanción no fuese el golpe a Logano, sino la de Hamlin, y que el peligro que corrió Hamlin fuese considerado mayor que el de los damnificados en todas esas otras acciones - muy interpretable - y que se busque equiparar esta acción a otras donde hubo un impacto de un piloto contra el muro tras un golpe deliberado por parte de otro piloto. Es el caso de acciones como la que protagonizaron Wallace y Larson en Las Vegas otoñal de 2022 (Larson impactño ligeramente con Wallace y, acto seguido, Wallace se vengó estrellando a Larson contra el muro) o Elliott y Hamlin en Charlotte el año pasado (acción similar, con Hamlin siendo la víctima una vez más). También, hay que recordar una de las más célebres, cuando Matt Kenseth, en venganza por lo de Kansas, estrelló a Logano contra el muro de Martinsville pocas semanas después.

    En esos casos, la sanción fue más severa que en este, pues Wallace estuvo una carrera suspendido y Elliott recibió una penalización similar. Mientras, Kenseth estuvo sancionado dos carreras. Así pues, si NASCAR considera que Dillon cruzó una línea roja que antes no se había cruzado - lo cual también es debatible, pues esos eran casos en los que los pilotos estaban vengándose por un contacto anterior, y no peleando por una victoria animados por un sistema de competición que está pensado para que los pilotos busquen ganar a toda costa -, ¿cómo es posible que no sea suspendido, cuando Kenseth, Wallace y Hamlin sí que lo fueron?

    Hubo ocasiones en las que los pilotos actuaron sobrepasando una línea, como Ross Chastain con su Hail Melon, y NASCAR decidió prohibirlo, pero sin sancionar al ejecutor con carácter retroactivo, sino que era jna norma que se aplicaba a partir de ese instante.

    Este no es más que un nuevo episodio de incoherencia en la forma de oficiar y sancionar de NASCAR, algo que ya hemos visto en numerosas ocasiones en el pasado en cuestiones varias. Desde SENNA lo hemos venido denunciando en diversas ocasiones a lo largo de los últimos años, pero en especial a raíz del asunto de Cole Custer en Charlotte Roval en 2022, lo que puso de manifiesto la gran arbitrariedad de NASCAR a la hora de impartir sanciones, aunque sin olvidarnos también de cómo NASCAR ha demostrado grandes carencias en el pasado a la hora de oficiar carreras en lluvia o a la hora de sacar banderas amarillas.

    La cuestión es: si NASCAR tiene un reglamento que no se ha modificado en los últimos años, ¿cómo es posible que acciones similares reciban sanciones distintas? ¿No es capaz NASCAR de seguir una uniformidad de criterios y aplicar su propio reglamento de manera homogénea? Da la impresión de ir a salto de mata, juzgando acciones sobre la marcha, y claramente influenciados por la presión externa.

    Si algo ha demostrado todo este incidente, es que NASCAR todavía tiene mucho trabajo pendiente de cara al futuro. Debe redactar un reglamento claro y conciso en el que se explique qué está permitido y qué no lo está, cuál es la línea roja que no se debe cruzar, y con unas sanciones por imcumplir esa normativa que sean iguales para todos.

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