NASCAR: errando bajo la lluvia

Samuel Mateo Giménez

    La última carrera de NASCAR fue una caja de sorpresas: Ford volvió a dominar después de haber estado semanas a la sombra de Chevrolet e incluso de Toyota, Stewart Haas Racing ganó su primera carrera y, lo más destacado, fue Aric Almirola el que visitó el Victory Lane.

    Sin embargo, desde SENNA no queríamos dejar pasar uno de los detalles más importantes de la carrera: la decisión de comenzar la propia carrera a pesar de que la pista estaba mojada. En efecto, pese a que un comisario a pie de pista informó que las curvas 3 y 4 estaban mojadas, NASCAR decidió que se tenía que comenzar la carrera.

    Como no podía ser de otra forma, la pista no era apta para correr y en la séptima vuelta Kyle Busch y Martin Truex, que marchaban primero y segundo, trompearon y se estrellaron contra el muro. Denny Hamlin también trompeó, pero como él mismo admitió, al ver a sus compañeros de equipo trompear frenó a tiempo de no chocar contra el muro.

Busch y Truex, trompeando
Foto de NASCAR Digital Media LLC

    El hecho de que Kyle Busch tuviese que abandonar y Truex tuviese daños en su coche debido a una decisión cuanto menos cuestionable de NASCAR no supondría un problema mayor si ésta fuese la primera vez que NASCAR comete errores a la hora de decidir si la pista estaba apta para correr.

    No obstante, no lo es, ni siquiera es la primera vez que ocurre esta temporada. En efecto, ya en la segunda carrera del año, en Daytona, NASCAR ondeó una bandera amarilla por lluvia, cuando en realidad la pista estaba seca, sólo porque Chase Elliott tenía una amplia ventaja y la organización quería que las cosas se apretasen de cara a las últimas vueltas.

Elliott, corriendo en Daytona Road Course
Foto de Getty Images

    Más tarde, en la carrera inaugural del Circuito de las Américas, NASCAR se empeñó en correr a toda costa a pesar de que la pista estaba totalmente inundada y era prácticamente imposible ver más allá de metro y medio cuando rodabas en tráfico, es decir, en todos los casos salvo en el que marchaba líder de carrera. 

Custer, impactando con Truex
Foto de NASCAR Digital Media LLC

    Por último, encontramos el caso de New Hampshire, hace ocho días, un caso que recuerda mucho a la segunda carrera en Texas de la pasada temporada, en la que la pista estaba mojada, pero NASCAR decidió comenzar la carrera y, en la vuelta 20 más o menos, el líder Kevin Harvick se estrelló contra el muro.

Los mecánicos de Busch, intentando arreglar el coche
Foto de Getty Images

    Todos estos escenarios tienen un denominador común, y es la ''manipulación'' de resultados por parte de las decisiones cuestionables de NASCAR. En Texas, Harvick, sólido líder y ganador de las tres carreras anteriores de otoño en ese circuito, perdió sus opciones de victoria cuando su coche quedó dañado al estrellarse contra el muro y, además, la mitad de ventaja que tenía respecto al corte por entrar en la final, de la cual se quedó fuera por un sólo punto.

Harvick, en la carrera de Texas 2 2020
Foto de NBC Sports

    En Daytona, la bandera amarilla hizo que se reagrupase la parrilla después de que nadie parase a cambiar ruedas de seco por las de mojado, y en la resalida, Elliott fue golpeado y sacado de pista, perdiendo múltiples posiciones y una victoria que tenía en el bote hasta que NASCAR decidió ondear la bandera amarilla.

    En COTA, NASCAR jugó con la seguridad de los pilotos, pues hubo numerosos y fortísimos accidentes provocados por la falta de visibilidad, como la envestida de Bubba Wallace a Kevin Harvick o la de Cole Custer a Martin Truex. Más tarde, cuando menos lluvia había, NASCAR acabó con la carrera cuando Kyle Larson se disponía a adelantar a Chase Elliott (¿se sentirían en deuda con Elliott por lo de Daytona?)

    Finalmente, en New Hampshire, Busch tuvo que retirarse en la vuelta 8 por los daños causados por su choque contra el muro. No sabemos si Busch hubiese acabado ganando la carrera, al igual que sucede con la hipotética victoria de Harvick en Texas, pero lo que sí que es una realidad es que habían liderado todas las vueltas hasta que se produjeron esos choques contra el muro.

    Por tanto, NASCAR debería mejorar con creces su protocolo de actuación en los casos de inclemencias del tiempo, especialmente en los de lluvia (en los de tormenta eléctrica sí que reaccionan rápido y eficientemente), con el fin de influir lo menos posible en el desarrollo de la carrera y, sobre todo, no comprometer la salud e integridad física de los pilotos.

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