NASCAR Playoffs: o todo o nada

Samuel Mateo Giménez

    El sistema de competición de NASCAR está en tela de juicio. En efecto, en los últimos años se ha multiplicado el descontento por cómo se decide quién es el campeón de las divisiones nacionales de NASCAR. Nosotros ya dejamos clara nuestra postura hace años (2019-2020), cuando pedir abiertamente la abolición de los playoffs era algo reservado a unos pocos aficionados y, desde luego, algo que casi nadie de la industria hacía (tan sólo Richard Petty se mostró tajante al respecto en torno a 2018-2019).

Foto de NASCAR Digital Media LLC

    Sin embargo, con el paso de los años, esta postura ha ido ganando adeptos, hasta el punto de que ahora muchos aficionados están en contra de los playoffs y ya hay voces que muestran su descontento con el actual sistema, declarando que NASCAR debería volver al antiguo sistema en las que las treinta y seis carreras cuentan lo mismo a la hora de decidir el campeonato, como es el caso de Christopher Bell o de Denny Hamlin.

    Por todo ello, NASCAR ha declarado públicamente que está estudiando introducir cambios en el formato para encontrar un equilibrio entre espectáculo y legitimidad. Una de las medidas que se podrían implementar es cambiar el número de carreras que componen las rondas, en especial la final para que, en vez de ser una única carrera en la que se decida todo, sea una ronda de tres o cinco carreras, en la que un mal día no te condenaría y, sobre todo, no se decantaría todo por la superioridad de un equipo en un tipo de circuito concreto, que es lo que ha hecho Team Penske en los últimos años en Phoenix, donde se ha mostrado muy difícil de batir.

    Esta propuesta ha recibido el favor de algunas personalidades del deporte, como es el caso de Jesse Love, piloto de Richard Childress Racing en las Xfinity Series, pero realmente es una medida que tampoco mejora la situación, es más, la empeora.

    Siendo completamente objetivos, el sistema actual de playoffs es el ideal para el espectáculo. Las eliminaciones por rondas han dejado grandes momentos que pasarán a la historia del deporte y una carrera final en la que cuatro pilotos se juegan el título es el ''no va más'' de la tensión, la expectación y la incertidumbre.

    Por contra, una competición de treinta y seis carreras en las que todas cuentan igual para sumar puntos en el campeonato es el sistema más justo posible, el que da mayor legitimidad al campeón.

    Así pues, tomar medidas que busquen equilibrio entre una y otra lo que puede terminar consiguiendo es justamente lo contrario a lo que se persigue. Es decir, que por querer aunar espectáculo y justicia, ni sea un sistema justo ni espectacular.

    Una muestra de tres carreras sigue siendo algo pobre para decidir un campeón. Es lo mismo que las actuales Rondas de 16, Ronda de 12 y Ronda de 8, y en muchas ocasiones hemos visto como un mal día te condena en esas rondas y te deja en una situación en la que, para pasar, tienes que ganar, pues por puntos es prácticamente imposible hacerlo. De este modo, un mal día te dejaría casi sin posibilidades de ganar el campeonato, pues el margen para recuperarse es mínimo.

    Así pues, entre una ronda de una carrera y una ronda de tres carreras no es que haya grandes diferencias en cuanto a justicia, pero sí las hay en cuanto a espectáculo. Es mucho más atractivo para el espectador casual una final a una carrera, tal y como se hace en múltiples competiciones deportivas con una final a un partido, que una final de múltiples carreras, equiparable a las finales de la NBA (al mejor de siete partidos), en donde la tensión y la incertidumbre se va diluyendo, no hay una carrera tan exclusiva y determinante como para otorgar un campeonato, sino que se compartiría entre tres.

    Por ello, aunque nosotros siempre hemos estado en contra del sistema de playoffs, sostenemos que esa modificación sería contraproducente, sería tratar de encontrar un equilibrio inexistente y acabar quedando en tierra de nadie.

    NASCAR está ante una disyuntiva y debe elegir. Por un lado, puede volver al sistema de competición antiguo (aunque se puedan hacer modificaciones para que la victoria otorgue muchos más puntos que antiguamente si lo que se desea es premiar a los ganadores de cara al campeonato) y ser una categoría deportiva con campeones legítimos. Por el otro, puede continuar con el vigente sistema y ser un espectáculo televisivo y de reels de Instagram y TikTok. Todo lo que sea una alternativa intermedia será una modificación completamente inútil en lo que se refiere a dotar del deporte de mayor legitimidad y, además, puede arruinar lo único positivo que tiene el sistema, que es la tensión máxima que hay en la última carrera del año, en la que se decide todo.

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