Tiger Woods se habría clasificado para los playoffs
Samuel Mateo Giménez
Desde que arrancó la temporada del año 2021 de la NASCAR Cup Series, o incluso desde antes, pues podríamos remontarnos hasta mediados-finales del año anterior, ha habido un piloto que ha copado muchísimas portadas de prensa y minutos de televisión u otras plataformas electrónicas. Se trata, como no, de Bubba Wallace.
El piloto de Alabama era, hasta hace poco más de un año, un piloto más de la parrilla como cualquiera otro de la zona media, más allá de que destaca por ser el único piloto negro que corre a tiempo completo en las Cup Series o, en realidad, en cualquiera de las series nacionales de NASCAR. Sin embargo, su figura adquirió mucha notoriedad cuando decidió apoyar de manera constante al movimiento político Black Lives Matter, pues a raíz de este su fama incrementó exponencialmente junto a una gran campaña auspiciada por la propia NASCAR como por los medios de comunicación de Estados Unidos, que incluso llegaron a hacer el ridículo, junto a la propia organización, con tal de seguir dando notoriedad a su estrella emergente, tal y como ocurrió con el asunto de la soga de los boxes de Talladega.
Wallace, junto a su jefe de equipo, Mike Wheeler Foto de Getty Images |
Así, llegamos hasta el otoño del año pasado, en el que Michael Jordan y Denny Hamlin hicieron oficial la fundación de un nuevo equipo llamado 23XI Racing y eligieron como piloto a Bubba Wallace. De este modo, a Wallace le llegó la oportunidad de correr en un equipo joven, sí, pero también en uno que usa equipamiento de Joe Gibbs Racing y que está estrechamente ligado a Toyota y al equipo de Carolina del Norte.
Este fichaje fue el impulso mediático definitivo que necesitaba Wallace, que a partir de este momento se convirtió, pese al escaso palmarés que tiene a sus espaldas, en la cara visible de NASCAR, esa cara que deben reconocer todas las personas del país aunque ni siquiera le interesen las carreras o hayan visto alguna en su vida, tal y como sucedía con Gordon, Earnhardt (Sr. y Jr.) y Johnson, entre otros.
A lo largo de toda esta temporada, NASCAR y diversos medios de comunicación han llevado a cabo una campaña mediática enorme enfocada a promocionar a Wallace y que éste estuviese presente en cada asunto que tenga algo que ver o esté relacionado de alguna manera con NASCAR. Por ejemplo, NASCAR ha decidido introducir a Wallace en todas las fotos promocionales que ha ido subiendo a sus redes sociales, como por ejemplo en la del cartel promocional de Bristol Dirt. Del mismo modo, desde NBC incluyeron un huevo con el número 23 en su foto de felicitación de Pascuas.
Cartel de promoción de Bristol Dirt Foto de NASCAR Digital Media LLC |
También decidieron incluirle en una foto que publicaron durante los Juegos Olímpicos junto a otros pilotos que sí que tienen un palmarés a sus espaldas lo suficientemente importante para, al menos, no desentonar en campañas publicitarias, porque al menos han logrado ganar carreras en NASCAR, como Blaney, o incluso campeonatos, como Elliott, quiénes eran los otros dos pilotos que aparecían en esa promoción.
El no va más que NASCAR ha organizado para aumentar la popularidad de Wallace es que sea él el que represente a Toyota en su nuevo videojuego, NASCAR 21: Ignition, cuando en Toyota hay otros tres pilotos que tienen muchísimo mejor palmarés y que son verdaderas estrellas del deporte, como son Kyle Busch, Martín Truex y Denny Hamlin, que suman juntos dos campeonatos de las Cup Series, tres temporadas regulares y 133 victorias.
Pero NASCAR no ha sido la única en que ha decidido organizar una ingente campaña mediática. Para empezar, a principios de año Netflix anunció que estaría rodando un documental durante la presente temporada teniendo como epicentro del mismo a Bubba Wallace y como es la dinámica suya y de su equipo. Además, Wallace se ha ido paseando por casi todos los platós de televisión del país y en medios de otras plataformas como I AM ATHLETE, en el que se llegó a afirmar que Bubba Wallace era el Tiger Woods de NASCAR.
Definitivamente, aquella declaración fue la que me convenció de redactar estás líneas después de haber estado soportando la propaganda de Bubba Wallace durante los últimos 15 o 16 meses. Si hay algo que Bubba Wallace no es, al menos todavía, es el hecho de ser considerado como el Tiger Woods de NASCAR. Probablemente, Woods sea el mejor golfista de la historia, y si no lo es está cerca de ellos, mientras que Wallace no ha ganado ni una sóla carrera en las Cup Series en casi cuatro temporadas en ella, del mismo modo que en dos años no pudo ganar las Truck Series pese a correr en Kyle Busch Motorsports, equipo en el que Jones, al año siguiente, sí que logró ser campeón de dicha categoría en su año debut, al igual que más tarde lo hizo Christopher Bell.
Que nadie me malinterprete, no estoy diciendo que Wallace sea mal piloto ni nada parecido. Es más, es muy posible que acabe ganando una carrera o incluso varias de ellas en la NASCAR Cup Series, sobre todo en Daytona o Talladega, pero me parece extremadamente descabellado compararle con alguien que sí que logró ser el mejor en su deporte, del mismo modo que considero que es un error seguir más con esta absurda campaña mediática que lo único que va a conseguir es que los aficionados tengan un efecto rebote y acaben detestado oír algo acerca de Wallace o de su equipo.
Para obtener atención mediática no hay nada mejor que empezar a obtener resultados en pista, y no hacer cosas que no tienen nada que ver con la vida de un piloto fuera de ella. Si Wallace empieza a conseguir acabar en top-10 o top-5 de manera constante (sólo un top-10 en 26 carreras este año) será digno de ser objeto de campañas mediáticas, pero hasta el momento no deja de ser el nuevo Danica Patrick, el piloto con peor relación entre resultados y atención mediática de la parrilla.
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